Llevo marcas indelebles en mi cuerpo
que los ojos de cualquiera pueden ver,
pero también llevo cicatrices ocultas
que sólo mi alma podría delatar.
Soy la que ahora soy
por todo aquello que antes fui,
porque los golpes me moldearon
y de cada estocada obtuve mi vigor.
Aprendí a caminar con paso firme
cuando pude despojarme de mis miedos,
los misterios me fueron entonces develados
y cambié mis temores por certezas.
Mis ojos no dejan de asombrarse por
el derroche de sol de mis amaneceres,
pero me agradecen haber visto también
las colinas azules de mi tierra.
Amo a quien amo hoy con más fuerza,
porque alguna vez supe del desamor,
y aprecio más cada instante de mi vida
desde que aprendí a valorar mi tiempo.
Leave a comment